24 de noviembre de 2010

Happy beginning

Hago el bizcochuelo y te escucho.
Escucho la emoción surcar los espacios y derramarse de este lado de la línea telefónica
Oigo tu voz narrando la historia, reconstruyéndola para que no parezca un sueño.
De a partes y con los detalles justos.
Rememorás de manera que puedas vivirlo de nuevo, para tener la certeza de que todo esto que sentís en la piel, en el pecho, en la casa, en los libros es real. Existe.
Si. Existe. Y podés repetirlo como un mantra y disfrutarlo cada vez.
Existe y te pasa a vos, que lo miras todo con cara de sorpresa y con los brazos bien abiertos.
Me lo contás, mientras tu risa y tu anhelo se escapan de los cables y me rodean como mariposas.
Te pienso, te imagino, con los ojos chiquitos de tanta sonrisa que te estira la cara.
Y entonces tambien me río porque estoy aca, compartiendo con vos esta charla que me honra.
El olor del bizcocuelo de nombre raro se dispersa, como tu alegría, por toda mi casa.
Apuesto por vos, por lo que viene. Admiro el coraje, las ganas.
Hay tanto por hacer. Tanto por aprender.
Hay que hacer lugar. Estar liviano.
Disfrutar. Contarlo. Animarse. Compartirlo. Vivirlo.
Ya no hay sinónimos para nombrar la felicidad.

No hay comentarios.: