21 de diciembre de 2010

INSTRUCCIONES PARA ABRIR EL PAQUETE DE JABON SUNLIGHT - A. Dolina (Libro del Fantasma)

-Trabajo realizado por Manuel Mandeb por encargo de la agencia de publicidad Vivencia.

1) Busque la flecha indicadora.

2) Presione con el dedo pulgar hasta que el cartón del envase ceda.

3) Disimule. Soy un joven escritor que no tiene otra ocasión que ésta de conectarse con las muchedumbres. Usted finja que sigue abriendo este estúpido paquete y yo le diré algunas verdades.

4) Los vendedores de elixir nos convidan todos los días a olvidar las penas y mantener jubiloso el ánimo. El Pensamiento Oficial del Mundo ha decidido que una persona alegre es preferible a una triste.

5) La medicina aconseja cosmovisiones optimistas por creerlas más saludables. Al parecer, la verdad perjudica la función hepática.

6) Viene gente. Siga la línea de puntos en la dirección indicada por la flecha.

7) Escuche bien porque tenemos poco tiempo: la tristeza es la única actitud posible que los compradores de este jabón pueden adoptar ante un universo que no se les acomoda. Toda alegría no es más que un olvido momentáneo de la tragedia esencial de la vida. Puede uno reírse del cuento de los supositorios, pero éste es apenas un descanso en el camino. Uno juega, retoza y refiere historias picarescas, solamente para no recordar que ha de morirse. Ese es el sentido original de la palabra diversión: apartar, desviar, llamar la atención hacia una cosa que no es la principal.

8) Conversar acerca de estos asuntos es considerado de la peor educación. Los comerciantes se escandalizan, las personas optimistas huyen despavoridas , los maximalistas declaran que la angustia ante la muerte es un entretenimiento burgués y los escritores comprometidos gritan que la preocupación metafísica es literatura de evasión. Al respecto, mientras le recomiendo que no deje el paquete de jabón al alcance de los niños, le juro que todo lo que se escribe es de evasión, menos la metafísica: las noticias políticas, los libros de sociología, los horarios del ferrocarril, los estudios sobre las reservas de petróleo, no hacen más que apartarnos del tema central, que es la muerte.

9) Calcule 100 gr. de jabón por cada kilo de ropa sucia.

10) Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza. Por eso, las exhortaciones a la alegría suelen proponer la interrupción del pensamiento: "es mejor no pensar...". Casi todos los aparatos y artificios que el hombre ha inventado para producir alegría suspenden toda reflexión: la pirotecnia, la música bailable, las cantinas de la Boca, el metegol, los concursos de la televisión, las kermeses.

11) Separe la ropa blanca de la ropa de color. Y entienda que la tristeza tiene más fuerza que la alegría: un hombre recibe dos noticias, una buena y una mala. Supongamos que ha acertado en la quiniela y que ha muerto su hermana. Si el hombre no es un canalla, prevalecerá la tristeza. El premio no lo consolará de la desgracia. Byron decía que el recuerdo de una dicha pasada es triste, mientras que el recuerdo de un pesar sigue siendo pesaroso.

12) No mezcle este jabón con otros productos y no haga caso de los sofistas risueños. Tarde o temprano alguien le dirá: "Si un problema tiene solución, no vale la pena preocuparse. Y si no la tiene, ¿qué se gana con la preocupación?". Confunde esta gente las arduas cuestiones de la vida con las palabras cruzadas. La soledad, la angustia, el desencuentro y la injusticia no son problemas sino tragedias, y no es que uno se preocupe sino que se desespera.

Lloraba Solón la muerte de su hijo.
Un amigo se acerca y le dice:
-¿Por qué lloras, si sabes que es inútil?
-Por eso- contestó Solón- porque sé que es inútil.

13) No está tan mal ser triste, señora. El que se entristece se humilla, se rebaja, abandona el orgullo. Quien está triste se ensimisma, piensa. La tristeza es hija y madre de la meditación. Participe del concurso "Vacaciones Sunlight" enviendo este cupón por correo.

14) Ahora que se fue el jabonero, aprovecharé para confesarle que suelo elegir a mis amigos entre la gente triste. Y no vaya a creer el ama de casa Sunlight que nuestras reuniones consisten en charlas lacrimógenas. Nada de eso: concurrimos a bailongos atorrantes, amanecemos en lugares desconocidos, cantamos canciones puercas, nos enamoramos de mujeres desvergonzadas que revolean el escote y hacemos sonar los timbres de las casas para luego darnos a la fuga. Los muchachos tristes nos reímos mucho, le aseguro. Pero eso sí: a veces, mientras corremos entre carcajadas, perseguidos por las víctimas de nuestras ingeniosas bromas, necesitamos ver un gesto sombrío y fraternal en el amigo que marcha a nuestro lado. Es el gesto noble que lo salva a uno para siempre. Es el gesto que significa "atención, muchachos, que no me he olvidado de nada".


NOTA: Las instrucciones para abrir el paquete de jabón Sunlight fueron rechazadas.

15 de diciembre de 2010

GRACIAS

Porque cuando me pierdo en el pasado
me retornás con tus palabras
y tus cariños.
Porque cuando el camino se me vuelve enredado
entonces aparecen tu lógica
y tus besos.
Porque cuando una amargura me anida la garganta
encontras la manera de hacerme sonreir.
Porque estás.

10 de diciembre de 2010

Veni que te explico

"Pero... sabés como son las reglas, no? Dos equipos enfrentados, algunos jugadores defienden, otros atacan y el objetivo es hacer goles en el arco contrario."
Mi psicólogo S. explicandome cómo se juega al fútbol

1 de diciembre de 2010

Balcón aguado

El sonido del agua en la autopista y el olor a tierra sedienta fueron las pistas.
La primera lluvia de Diciembre se ve así desde mi balcón

24 de noviembre de 2010

Bello minino

Me deja la ropa llena de pelos, me tira el celular y el control de la TV.
Si esta de mal humor, me salta a la pierna y sale corriendo.
Pero en general, es franelero y seductor.
Y me acompaña y me sigue queriendo a pesar de que lo dejo muchas horas solo.
Lo encontraron arriba de un colectivo, de ahi el origen de su apellido.
Nos adoptamos mutuamente.
Les presento a Felipe Bondi.

Happy beginning

Hago el bizcochuelo y te escucho.
Escucho la emoción surcar los espacios y derramarse de este lado de la línea telefónica
Oigo tu voz narrando la historia, reconstruyéndola para que no parezca un sueño.
De a partes y con los detalles justos.
Rememorás de manera que puedas vivirlo de nuevo, para tener la certeza de que todo esto que sentís en la piel, en el pecho, en la casa, en los libros es real. Existe.
Si. Existe. Y podés repetirlo como un mantra y disfrutarlo cada vez.
Existe y te pasa a vos, que lo miras todo con cara de sorpresa y con los brazos bien abiertos.
Me lo contás, mientras tu risa y tu anhelo se escapan de los cables y me rodean como mariposas.
Te pienso, te imagino, con los ojos chiquitos de tanta sonrisa que te estira la cara.
Y entonces tambien me río porque estoy aca, compartiendo con vos esta charla que me honra.
El olor del bizcocuelo de nombre raro se dispersa, como tu alegría, por toda mi casa.
Apuesto por vos, por lo que viene. Admiro el coraje, las ganas.
Hay tanto por hacer. Tanto por aprender.
Hay que hacer lugar. Estar liviano.
Disfrutar. Contarlo. Animarse. Compartirlo. Vivirlo.
Ya no hay sinónimos para nombrar la felicidad.

23 de noviembre de 2010

Cosas que te pasan si estas vivo (parafraseando a Liniers)

Hoy me desperté una hora antes de que sonara la alarma del celu. Y me levanté porque ya era de día y el sol invadía la habitación. Temprano. Muy temprano.

A la mitad de la mañana, unos golpes en la puerta me indicaron que algo pasaba: mi vecina de al lado se había quedado fuera de su departamento, con su hijito Martín de tres años. La llave estaba adentro. Imposible entrar sin romper la cerradura.

Entonces apareció él. Uno de esos hombres imprescindibles.

Mi portero Hugo.

El Señor Hugo tiene un ojo bizco, es alto, ágil y tiene sus años. Es más, no recuerdo el consorcio sin él.

Muy amablemente, entraron a mi depto y con la agilidad de Felipe (aunque sin su velocidad) trepó por mi balcón, dudó un poco con una pierna colgando al vacío y luego se deslizó con una gracia más que digna en el balcón vecino.
Cabe decir que vivo en un segundo piso y que los altos enrejados de seguridad hacen dificultosa la tarea de pasar la medianera, que es de vidrio esmerilado.

En un santiamén, mi vecina con Martín en sus brazos y yo con Feli en los míos (que maullaba como loco porque quería aprovechar la boleada para escapar), vimos como el Señor Hugo abría la puerta con una gran sonrisa instalada en la cara.

Me dieron unas ganas terribles de aplaudirlo, pero no me animé… además se me iba a espantar el gato!

Así que ya saben, en mi consorcio hay un hombre que parece común, pero que es capaz de solucionarte un problema con valentía, estilo y una sonrisota.

Grande Hugo!!!

21 de noviembre de 2010

14 de noviembre de 2010

8 de noviembre de 2010

Talan talan

un poco podridita de algunas situaciones
el tiempo pasa
estamos cerca de fin de año
la paciencia se fue hace rato
queda reacomodar las piezas
de manera que quepan
y no hagan ruido
al caminar

6 de noviembre de 2010

Mujercita!

(Una de las cosas mas femeninamente absurdas
que me hace feliz
es pintarme las uñas de los pies)

3 de noviembre de 2010

¿POR QUE TODO LO "LIGTH" CARECE DE GUSTO RICO?

30 de octubre de 2010

Hay dias


23 de octubre de 2010

Liliana Felipe - No va a alcanzar la leña.

¿Quién es el que cree que no cree?

¿Quién es el que cree que creía?

¿Quién el que creyendo que no cree, cree?

¿Quién el que jamás lo creería?

Se me hace que...

se me hace que no va a alcanzar la leña,

se me hace que no va a alcanzar la leña,

se me hace que no va a alcanzar la leña,

no nos va a alcanzar.

Y todavía hay gente que no venera las reliquias

los sesenta dedos del Bautista,

las cuarenta cabezas auténticas de Santa Julia, todavía.

El divino prepucio,

los sobrinos del cura,

el sagrado cordón umbilical.

La mierda pontificia,

la honda de David,

la mala onda de Goliat.

12 de octubre de 2010

Azucena (Pagina 12, Suplemento Las 12, 8/10/2010)

Ni cortando esa flor pudieron terminar con la primavera



Desaparecida ella también después de fundar Madres de Plaza de Mayo, marcada por Alfredo Astiz con un beso justo antes de ser secuestrada y conducida hacia la muerte en las profundidades del Río de la Plata, Azucena es la protagonista ausente del documental que lleva su nombre y que el próximo martes, en vísperas del Día de la Madre, se presentará en la UNLaM.
Por Diego Bocchio

¿Qué trabajos previos existían sobre Azucena?
Claudia Bueno: –Se trabajó sobre las Madres, claro, pero no sobre Azucena, no es tan conocida su historia. Hay un trabajo bibliográfico de Enrique Arrosagaray, que es de Avellaneda como Azucena y que, incluso, fue compañero de escuela de uno de sus hijos. El hizo una investigación muy profunda y publicó un libro –Los Villaflor de Avellaneda–, y es uno de los entrevistados del documental. En cuanto a relatos audiovisuales, nada. Sí hay documentales antropológicos de cuando se restituyen los restos de Madres desaparecidas, en los que se hace hincapié en la aparición de los restos de Azucena.
Diego Csöme: –En contraposición, nuestra elección fue contar quién fue Azucena como madre y como mujer. Tratamos de no quedarnos en el instante fundacional de Madres, sino hurgar en su vida anterior.
Al encarar esta historia relativamente desconocida, ¿qué encuentran?
Laura Villafañe: –Empezamos por ir a la raíz, sus hijos, y, ahí, enfrentamos descubrimientos sorpresivos, nos encontramos con la mujer y con la madre, con esa faceta no histórica, y con lo que sucede cuando te tocan un hijo. La forma en que Azucena reacciona ante ese hecho es lo que genera un quiebre en la historia argentina.
Claudia: –Uno de los hijos lo cuenta muy bien en el documental. Los familiares de los desaparecidos cumplían un circuito que era el que los mismos militares les pautaban. Los “entretenían” llenando fichas, yendo al vicariato, al Ministerio del Interior, de escritorio en escritorio; de esa forma nadie iba a encontrar a sus seres queridos. Uno de sus hijos, Pedro, cuenta: “La genialidad de mi mamá fue que un día dijo: ‘¡Basta! Así no vamos a encontrar a nadie. Vayámonos a la Plaza’”. Ese es el quiebre. Azucena hizo todo lo que políticamente estaba mal hacer en esa época. Pero, en el relato intimista surge que, para ella, lo que hacía no era nada excepcional.
La hija, Cecilia, cuenta: “Cuando yo tenía complejo de fea en la escuela, mi mamá me llevó a un concurso de baile. Y cuando mi hermano Toto se rompió el brazo, mi mamá estuvo detrás de él hasta que se le soldó el hueso roto. Así que, cuando mi hermano Néstor desapareció, mi mamá salió a buscarlo. Es pura lógica de madre”.
Diego: –A través de la mirada de los hijos, nos encontramos con una mamá maravillosa. Y se reivindica el porqué una mamá sale a buscar a su hijo: por amor; a partir de ese amor, se gestará un movimiento histórico. Azucena tenía ángel. Las Madres dicen en el documental: “Azucena llegaba y era como que llegaba nuestra madre. Todas íbamos corriendo a abrazarla”. Como los grandes líderes, tenía algo especial dentro de su carisma que hacía que todas las otras madres estuviesen a su alrededor. Pero también era muy estratégica para moverse.
Una madre común y una madre extraordinaria, en un mismo cuerpo. ¿Y cómo era su vínculo con su propia madre?
Claudia: –La mamá de Azucena era muy chica cuando la tuvo, tenía quince años. El papá de Azucena la anotó como hija de él y en el casillero correspondiente al nombre de la madre trazó una línea. Es decir, ella fue inscripta como de madre desconocida. Doce años después, la madre la volvió a inscribir, pero, esta vez, como de padre desconocido. Con lo que, en Avellaneda, hay dos partidas de nacimiento diferentes. Más allá de la complejidad legal, lo cierto es que ni la madre ni el padre biológicos se encargaron en forma directa de la crianza de Azucena, sino que la crió como a su propia hija la tía Magdalena. Y sus tres primas funcionaron en su vida como sus hermanas. El padre murió muy joven en un accidente de trabajo y ahí volvió la madre, que fue a buscarla a casa de los Villaflor. Para entonces, Azucena tenía ya catorce años. Y ella no quería volver con la madre, se pasó casi un año enferma y perdió un año de colegio, hasta que finalmente volvió a vivir con sus tíos. Vivió muy poco tiempo Azucena con su madre biológica, tenía una relación muy difícil con ella; incluso, de grande, se quedaba angustiada cada vez que la madre iba a visitarla. Elvira, la empleada doméstica de la casa de Azucena de toda la vida, cuenta que cuando la madre iba a verla no le preguntaba ni cómo estaba. Iba a buscar plata.

¿Y este elemento tan fuerte de la historia personal cómo juega en el relato?
Julián Cosenza: –Tratamos de no usarlo más que como dato biográfico, sin construir a partir de ese dato una hipótesis del tipo “Fue tan buena madre porque su madre había sido muy mala”. El dato de que no fue reconocida por su mamá y que ella apareció para hacerse cargo de su crianza cuando ya tenía 14 años es muy fuerte y sólo eso da para una película. Por eso, lo incluimos como dato de su biografía que abre una puerta, pero sin ahondar más. El núcleo del relato es el secuestro del hijo y lo que ello desencadena.
¿Con qué testimonios cuenta el relato?
Laura: –Azucena tuvo cuatro hijos: Néstor, que es quien desapareció junto a su esposa, Raquel Mangin; Pedro, Cecilia y Adrián. Pedro y Cecilia nos dieron su testimonio. Con Adrián, “Toto”, no nos contactamos, porque los hermanos nos dijeron que tuvo una mala experiencia con un reportaje que les hicieron a los tres juntos cuando aparecieron los restos de Azucena en General Lavalle y, a partir de ese momento, decidió no dar más notas.
Diego: –También entrevistamos a Aída Sarti y Pepa Noia, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Pepa fue una de las 14 madres de la primera ronda, el 30 de abril de 1977, y estuvo presente en el momento en que Azucena se paró en la iglesia Stella Maris, en el vicariato del Ejército, y dijo: “Vayámonos a la Plaza”. Pepa cuenta ese instante fundacional. Y está su prima, Lidia Moreman, hija de la tía Magdalena, que era incondicional con Azucena y la acompañó a las primeras marchas. Era como una Madre más.
Julián: –Y que es quien se da cuenta de que “Gustavo Niño” (Astiz) era un infiltrado. Lidia cuenta en el documental que ella le decía a Azucena: “Este tipo es cana”, incluso, adelante de él. “No le des datos.” Pero Azucena le abrió las puertas de su casa. Los testimonios revelan que más de una vez Astiz llevó a Madres a sus casas en su auto, tras haberse metido en el grupo haciéndose pasar por hermano de un desaparecido. Tanto Lidia como el marido de Azucena le advertían que no les gustaba ese tipo...
Claudia: –Hablan también Elvira, la empleada doméstica, Enrique Arrosagaray, el biógrafo, y Lila Pastoriza, que estuvo detenida en la ESMA con Azucena y fue quien brindó el testimonio que permitió reconstruir qué pasó con ella tras su secuestro.
En 2005, cuando encuentran en General Lavalle los restos de las víctimas de los vuelos de la muerte y sale a la luz la historia de Azucena, Lila se da cuenta de que Azucena Villaflor fue la mujer con la que ella había estado en la ESMA. Azucena estuvo detenida dos días en Capuchita, en diciembre del ’77. Gracias al testimonio de Lila, los hijos pudieron reconstruir cómo habían sido los últimos días de vida de su mamá. Ese testimonio está en el documental.

¿Cómo es ese testimonio de Lila Pastoriza?
Laura: –Lila cuenta que, un día, le llamó la atención que entrara un grupo de mujeres grandes: estaban, además de Azucena, las dos madres que habían sido secuestradas en la iglesia de la Santa Cruz, y estaba también una de las monjas francesas. Le llamó la atención porque le parecía un grupo de madres, o de tías, y no daban con el promedio de edad que veían entre los secuestrados en la ESMA. Lila cuenta que vio cuando se la llevaron a Azucena para torturarla y que trató de asistirla cuando volvió: tenía muchas marcas en los brazos y la notó floja, como entregada, muy caída. Pero aun así ella decía que lo único que quería era encontrar a “sus hijos”, porque eran Néstor y su nuera, Raquel. Lila cuenta eso, la vio cuando llegó, habló algunas palabras con ella, la vio cuando la trajeron de vuelta de la tortura y después, de pronto, no la vio más.
Diego: –Y habían pasado apenas dos días en “capucha” y “capuchita”, las dos dependencias del casino de oficiales de la ESMA; capucha era un altillo y capuchita era todavía peor, era como un entrepiso, pero arriba de todo, con cuchetas en el piso, con toda la gente amontonada. Lila cuenta que cuando llegó este grupo relativamente grande no había mucho lugar y quedaron más amontonados todavía. Era diciembre y el lugar no tenía ventanas prácticamente, era un hacinamiento. Y que, mientras ellas estaban encerradas en ese altillo, afuera, en los parques de la ESMA, los chiquitos de los oficiales andaban en bicicleta. Lila relata que, una vez, dentro de un grupo que llevaban en los aviones para los vuelos de la muerte, había un tipo al que llevaron por equivocación, que, al volver, les contó que les inyectaban pentotal y con eso los dormían, los subían a los aviones y los tiraban al agua. Así se enteraron de los vuelos de la muerte. Este testimonio nos terminó quedando afuera del documental. Pero sí incluimos las vivencias de Lila en esos pocos días compartidos en la ESMA con Azucena y lo que pasó cuando, al recuperarse sus restos, se dio cuenta de que aquella señora mayor de vestido floreado con la que recordaba que había estado hablando, era Azucena Villaflor.
LOS HIJOS DE AZUCENA
¿Cómo fue el diálogo con los hijos de Azucena?
Claudia: –El contacto con Cecilia lo logramos a través de Aída Sarti, que tenía un vínculo muy estrecho con Azucena, que luego continuó con su hija. Una vez que nos contactaron, tuvimos una charla previa con Cecilia, porque quería saber el enfoque iba a tener nuestro trabajo, ya que había tenido experiencias insatisfactorias en relación con otros proyectos y estaba alerta. Cuando le contamos nuestra intención, enseguida nos dio la entrevista. Lo mismo pasó luego con Pedro. Tuvimos entrevistas personales previas con cada reporteado y el convencimiento fue en virtud del enfoque.
Diego: –Lo que nos encontramos en las entrevistas personales con ambos, tomando un café, primero, y con las cámaras, después, fue exactamente lo mismo. Contaron las mismas cosas, de la misma forma y con el mismo énfasis. Es su historia y es así, con la cámara o sin ella. Muy natural. Los hijos cuentan la intimidad del vínculo con su madre, pero también cómo ella empezó a moverse para encontrar a Néstor, cuando las Madres empezaron a ir a su casa y cómo vivieron, finalmente, su desaparición. Hablan de esa intimidad también, no solo de ella como mamá.
¿Y cómo fue el contacto con las Madres?
Claudia: –Aída Sarti fue nuestra primera entrevistada y se convirtió en una especie de ángel de la guarda del documental. Aída jugó un rol fundamental en la publicación de la famosa solicitada en el diario La Nación, el 10 de diciembre de 1977, el hecho que determina el secuestro de Azucena. Como Astiz estaba infiltrado en Madres sabía que estaban organizando la publicación de la solicitada, que el motor de esa movida era Azucena y que estaba pensado que saliera el 10 de diciembre. Entonces, él organiza un operativo de secuestros, que incluía a Azucena, para el día 8, en la iglesia de la Santa Cruz. Pero le sale mal porque Azucena no va a esa iglesia ese día; las Madres estaban terminando con los preparativos de la solicitada, juntando firmas y juntando la plata, y entonces se dividen en dos grupos ese día: Aída y Azucena se van a la iglesia Betania y Astiz manda el operativo a la Santa Cruz, donde estaban otras dos Madres, Mary Ponce y Esther Careaga, a quienes secuestran junto a una de las monjas francesas. Pero a Azucena no logran secuestrarla ese día.
Laura: –Entonces, el operativo solicitada sigue adelante y el día 9 es toda una corrida, porque llevan la solicitada a La Nación escrita a mano, y les dicen que la tipeen. Lo tienen que hacer corriendo, en los sótanos del Ministerio de Economía, donde trabajaba el marido de Nora Cortiñas, que es quien las hace entrar. Y Aída permanece haciendo vigilia el día completo en el diario La Nación.
¿Cómo aparece en el documental esta historia?
Julián: –Aparece contada a través del testimonio de Aída, que, además, lee en off parte de la solicitada. Y se ve la imagen de la solicitada, le sacamos fotos de un ejemplar guardado en la biblioteca del Congreso. En el ejemplar que había comprado Azucena aquella mañana del 10 de diciembre había salido la hoja prensada, como fruncidita, pero en el ejemplar que conservan en la hemeroteca del Congreso está bien. La solicitada es bien grande, ocupa casi toda una página: “Sólo pedimos la verdad”.
Claudia: –Aída era muy unida a Azucena y estuvo en su casa la noche anterior a que la secuestraran. Recuerdo que fuimos con Diego a verla y nos abrió su corazón: nos dio todo, nos mostró todo, nos contó todo. Nos mostró las pancartas que usaban para las marchas los jueves, el boletín de la hija desaparecida. Fue la primera entrevistada y quien nos abrió las puertas con Cecilia. Tan estrecho fue el vínculo que se nos ocurrió la idea de que Aída fuera la voz de los off del documental. Y de hecho lo es. Y Julián la hizo actuar como parte de la artística que abre el documental. La vimos unas 15 veces desde que empezamos el documental y vino a la UNLaM a grabar.
Diego: –Las Madres nos abrieron sus puertas, nos invitaron a marchar con ellas, fuimos a la Plaza con ellas y nos dejaron filmarlas. Nos dieron todo.

¿Qué revela el testimonio de Elvira, la última persona que vio a Azucena antes del secuestro? Diego: –Elvira cuenta la mañana en la que vio a Azucena irse caminando, con su bastón y con la bolsa de los mandados. Su testimonio lo tomamos en la misma casa de Azucena. En un momento, ella vuelve la mirada hacia la dirección por la que se fue Azucena y cuando corre la mirada empieza a recordar realmente cuando Azucena se estaba yendo por la mitad de la calle y se pone a llorar. Ese es el testimonio real, lo más puro que hay, cuando se puede retroceder realmente en el tiempo, despojándose de todo lo que hay alrededor. Y entonces cuenta en la entrevista la imagen que ella tenía en la cabeza. Esa no es una reconstrucción treinta años después: es la recuperación de aquella sensación. Ella mira a la calle como si la estuviera viendo irse otra vez.
PEDRO Y NESTOR
¿Qué aprendizajes les transmitió hacer este documental?
Claudia: –Este documental nos dio la oportunidad de descubrir a una persona maravillosa y dar con la intimidad de aquel instante fundacional de Madres, con un sentimiento muy puro, con la fuerza del amor y los intereses nobles que dieron origen a un movimiento maravilloso. Julián: –Investigar sobre la historia de vida de una persona, descubrir quién era y qué hizo, y darte cuenta de que no sabías nada de ella, te da la pauta de lo valioso que es trabajar con una figura de relevancia pública pero cuya historia, a la vez, es relativamente desconocida. Es como descubrir un pequeño tesoro.
Diego: –Esta realización nos llevó dos años. Mi mayor aprendizaje es lo que está plasmado. Otra cosa que me dejó es la reflexión sobre cuánto está dispuesto a sacrificar realmente uno por una causa; muchas veces uno dice “daría la vida por tal cosa” y hay que ver hasta qué punto efectivamente eso es cierto, como lo fue en esta historia. Y después, es que el amor de una madre no tiene límites, realmente no tiene límites. Eso te hace pensar que cuando vos discutís con tu vieja, te peleás o la mandás a cagar, quizá no te ponés a pensar que el amor de una madre hacia un hijo realmente no tiene ningún límite. Eso a mí me hizo replantear un montón de cosas. A veces nos enojamos por tantas cosas banales y quizás no les damos a nuestras viejas el abrazo a tiempo que le tenés que dar, esas cosas que te quedan...

(Silencio. La entrevista termina con todos emocionados.)

2 de octubre de 2010

Locura


Hace unos días que esta palabra viene dando vueltas por mi cabeza, entre mis dientes, escapada en la charla en un pasillo. Y con ella, todos sus derivados: loca, loco, normalidad, racional, demencia… ¡Con que liviandad usamos las palabras a veces!

Todos actuamos un poco locos de vez en cuando. Es decir, a veces una actitud es tomada por el otro como un acto de locura, mientras que para el actor, la reacción es la única aceptable en su universo de posibilidades.
Trato de entender algunas cosas, quizá empecé un poco mas tarde que el resto. Tal vez me duró demasiado la inocencia, la confianza a ciegas en la gente.
Y entre la locura y la razón, aparecen (eureka!) las ganas de defender mi pensamiento en vez de intentar conciliar (como siempre lo he hecho) restándole importancia a mi razonamiento. Aparecen las ganas de decir “hasta acá llego yo”. Y se siente bien. Es tomar las riendas, hacerse cargo.
Pero también es confuso. Y de pronto no entiendo nada… Se me hace difícil entender que las cosas no salen como lo imaginaba. No hay una sumatoria lógica: 1+1=2. Muchas veces no existe una reacción coherente, o por lo menos una que pueda llamarse racional.

No se puede “producir” la reacción del otro. Cuando sucede algo que no estaba planeado me desconcierto, mas aún cuando creo que conozco a ese otro y, al desconcierto, se le suma la decepción. Entonces, siento una especie de ambigüedad, unas ganas de quedarme o de irme y un gusto agridulce me llena la boca.

Y entonces, Cerati me susurra sus palabras-música-poesía: a veces, poder decir adiós es crecer.

25 de septiembre de 2010

Veritas

Desenredando lo que no tiene razón de estar enmarañado.

¿Que es la verdad?
- Un hecho concreto objetivo, dice G.
- Un acontecimiento subjetivo, contesto.

Cotidianamente, nos paramos desde distintas teorías para poder entender el mundo, a los que nos rodean, a nosotros mismos...
Que difícil es decir la verdad a veces!
O mejor dicho, qué dificil decirla cuando se sabe que tal vez no es lo que el otro quiera escuchar. Aunque a veces ni uno mismo quiere escucharla...

Me da tanta impotencia el no poder hacerme entender! Hay que tener la delicadeza suficiente, aquietar las emociones. Conseguir ser paciente, no enojarse y tratar de desembrollar el ovillo de palabras y situaciones. Hay que abandonar la comodidad de hacerse el tonto, de dejar pasar cosas, entre ellas el tiempo...
Y ser libre.
Y, en la liberación, asumir las consecuencias
Una verdad a veces es una palabra. A veces es una acción. Y otras, una sensación.

El cuerpo no miente. Grita las verdades oscuras con dolores de cabeza, revoltijo de tripas. Transforma las certezas en mariposas en la panza, sonrisas incontenibles y brillo en los ojos.

¿A quién engaño si me miento? ¿No puedo decirte la verdad?
¿Tanto te molesta? ¿En quien confiar sino es en mí, en vos?
¿Sabés qué? En estos dias las verdades me salen con fritas. Y eso cuesta.
Y tambien libera.

"Mientras vos puedas ser vos,
no necesitas perdón
ni de dioses ni titanes"

22 de septiembre de 2010

16 de septiembre de 2010

I could have danced all night

No hay quien pueda compararse a Audrey...

13 de septiembre de 2010

730 Dias-Jorge Drexler

mejor 1535...

13 de agosto de 2010

La palabra que sana

"Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa."
El infierno musical A.P.

6 de agosto de 2010

22 de julio de 2010

Viveza

16 de julio de 2010


"Mi lugar en el mundo es donde estás vos..."

14 de julio de 2010

Hay momentos en que, aún rodeada de gente, me encuentro muy sola...

10 de julio de 2010

Plegaria musical

Entonces sentí la cima del amor
y si me caí no importa
porque todo todo todo todo
todo esto es de los dos.
No quiero nada que nos haga mal
yo creo...
Yo creo y con eso basta.
(Creo, Fito Páez)

25 de mayo de 2010

Cuando pienso en el Bicentenario

Pienso en la Argentina que construimos todos, todos los días.
Pienso en mi familia, que ha trabajado tanto y lo sigue haciendo.
Mi abuela, mis tías, mi madre desde la casa, con las derrotas y victorias cotidianas, con la crianza de los hijos, con la comida en la mesa y el enseñar tanto los buenos modales como la solidaridad y la esperanza.

Un día como hoy recuerdo a mi Padrino, mi prócer privado e intimo, que nunca olvidaba de colgar la bandera en el balcón ni las efemérides que aprendió de tan chico en la escuela de suboficiales. Un milico respetado por todos, que vio lo mejor y lo peor de la fuerza y se mantuvo puro de acción y corazón, y crío a toda su familia en el amor a la Patria y a la Verdad (así, con mayúsculas).

Pienso en mis viejos, hoy jubilados docentes. Tan vapuleada profesión, con sus míseros sueldos, con sus festejos de pizarrón y peña folclórica, siendo padre y madre de cientos de pibes que pasaron por sus aulas para instruirse, a veces tan necesitados de alimentos como de afecto. Y siempre con ganas de estar con sus “chicos”, porque a pesar del cansancio siempre se divirtieron como locos.

Pienso en mis tíos, primos y hermanos, que recorren los hospitales públicos, investigando, curando, mitigando dolores, porque la vocación puede más que las desinteligencias del gobierno de turno.

Un día como hoy no olvido a los artistas de la familia, que protegen su sueño cada día, escudando la música o la pintura detrás de un uniforme, en un trabajo de diez horas diarias.

Y me emociona ser conciente de que la Argentina no la hacen los malos políticos, sino tantos otros como los de mi familia, que ponen su esfuerzo, su sangre, sus esperanzas, su voluntad.
Todos nosotros quienes construimos este país día a día, los que no bajamos los brazos para que en algún momento no muy lejano, se cumpla el sueño de vivir en un suelo justo, libre y soberano.

23 de mayo de 2010

11 de mayo de 2010


Es feliz mi día amanecido en vos!

4 de mayo de 2010

23 de abril de 2010

Mis amorcitos


No me dí cuenta de cuándo habia empezado el cambio.
No lo noté, encerrada en mis laberintos mentales.
Tal vez porque todo me parecía un cuento o una novela.
Tu panza se fue redondeando con el correr de los meses.
Pequeños movimientos decían "Presente, aquí estoy!"
y yo miraba por la ventana o hacía películas o me enredaba en mis cosas.


¿En que momento lo aprendiste, querida?
¿En cuál de todas las lunas te cambió la mirada?
¿Desde qué instante tuviste la certeza de que ser madre implicaba esos detalles, esa atención infatigable, ese amor que desborda tus ojazos y baña a tu hija, hoy en tus brazos?


Querida, querida hermanita:
Que desafío inmenso el de traer a la vida a esta beba, trocito de luna.
Qué maravilla tenerla en brazos, sentir su calorcito, recibir su olor en mi nariz
y qué Amor éste el que lo inunda todo...


Y todo lo sana y todo lo cura
Más allá de la falta de Justicia
y de las vueltas de la vida...


Hoy le cambié los pañales a tu hija.
Hace 19 años, alguna vez, cambie tus pañales.


La vida. Una rueda mágica...
Benditas sean, mis amores.

Que Dios me las proteja siempre.


(Esta la escribí cuando nacio Selene, hace 10 meses. Ella y Morena, mi ahijada, son el regalo mas hermoso que me ha hecho Dios!)


20 de abril de 2010

15 de abril de 2010

Dias no tan breves

Todo lo que me queda


tiene que ver con vos


todo lo que palpita


llega a mi corazón. (...)




En el camino tendremos que saltar piedras


y en el camino cruzaremos almas nuevas


y en el camino te daré lo que me queda


para poder seguir así. *






Llueve.

Y hay una a alegría anudada en el pecho.




*Fijate - Los Piojos


12 de abril de 2010

Mago de domingo

Una tarde de domingo iba yo sentada muy oronda en mi burbuja , mirando como el sol, que entraba por la ventanilla del tren, calentaba mis piernas sobre las que se desparramaba el diario.
Pasaba la ciudad, ojos-de-videoclip-oídos-de-MP3, con sus gentes en las calles, con los niños que desaparecían veloces ante la marcha del gusano de hierro, con su fauna y su flora de primavera recién despierta…
En eso, y desde el pasillo, un par de manos hermosas hicieron desaparecer un pañuelito violeta ante mis ojos y los de todos los que estábamos en el vagón. Me arranqué los auriculares y emergí de la burbuja, casi violentamente.
Lo miré. Un señor alto, de cabello negro peinado en una trenza que poco tenía de femenina, iba y venía por el ínfimo espacio entre lo asientos, demostrando sus trucos, su habilidad manual y su verborragia. Hizo varios despliegues de su destreza en esos menesteres, con manchitas que aparecían y luego se iban de unos palitos encantados, sin que nadie supiera adónde iban a parar; con una cartera en la que guardaba una monedita para luego no encontrarla allí, desaparecía: tan parecida a mis bolsillos, ja! Y hasta una varita mágica con la que sacaba música de la agarraderas de los asientos…
Y todo esta exhibición, no era gratis: tenía un valor…
Una bolsa maravillosa hecha de papel de regalo que contenía nada más (y nada menos) que:
-“¡120 trucos de magia, 2 horas y media de diversión garantizada!”- cantaba a voz en cuello el mago/vendedor ambulante- “Explicaciones en un folleto íntegramente en castellano. Y todo esto por solamente: ¡1 peso!”
Y allí estaba yo, con mi mano extendida, dispuesta a ser dueña por tan vil precio, de los secretos de la gente que más fascina a grandes y chicos…
Y ahí quedé yo con mi moneda, brillando sobre mi mano. El mago/vendedor ambulante había estado vendiendo ilusiones desde muy temprano, y ya no le quedaban una bolsita de magia para mí y otros cuatro que nos debatíamos entre la desilusión y la vergüenza…
¡Que cerquita estuvo! ¡Que alegría encontrar en un viaje de rutina una situación, un momento que lo convirtió en algo para recordar y para compartir…
El próximo domingo intentaré tomar el tren a la misma hora…
Quien sabe…

(este es viejito, pero merecía estar en el Cuaderno!)

6 de abril de 2010

Superamor

¿Qué mérito tiene amar a Superman?

Así cualquiera...

Louise Lane no sabe lo que es el amor

1 de abril de 2010

Desarrugadas

Lo dicho: odio la palabra "antiarrugas" escrita en el pote de la crema que me froto en los párpados.
Pero lo que más odio es la falta de cualidad mágica de la emulsión: por más que la use, las malditas siguen ahí...
Aunque pensándolo bien, como dice La Turca, mas que antiarrugas deberían llamarse "crema desarrugante". Por algo ni laboratorios, ni publicistas utilizan ese adjetivo: para evitar la promesa incumplida.
De lo contrario, hordas de mujeres podrían ir a manifestarse, munidas con los tarros rebosantes del dichoso e inútil contenido, sólo para ejercer uno de los derechos femeninos mas insoportables: la queja.

Ahi va...


Con estas palabritas le doy comienzo a este espacio todavia un poco burdo, un poco incompleto pero que seguira creciendo y se hará mas amable, amplio y amado con el paso del tiempo.


Para el que tenga ganas, este cuaderno brinda sus hojas y sus oídos para llenarse de palabras de todos los que quieran hacerlo


Bienvenidos al Blog!